La decisión de Héctor Hernández

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Analizamos el proceso por el que Héctor Hernández, uno de los triunfadores de la temporada en Portugal, llegará a su nuevo equipo.

Desvirtualicé a Héctor Hernández en Faro. Comienzos de la temporada 2023/24. El infierno de São Luís. Ya había visto jugar en casa a Farense varias veces, en esta temporada, iban en serio. Poco después le ganaban a un equipo de Champions.

5-0 en contra, una derrota más. Los aficionados de GD Chaves discutían, a gritos, con el entrenador, él argumentaba, pero José Gomes estaba sentenciado. Semanas después saldría del equipo. Mal ambiente. Estaba de testigo, pero no grabé nada, ni escribí nada, solamente hoy hablo de la cierta violencia de la situación.

Al poco de acabar el partido, llega Héctor Hernández. Pienso que se dio prisa para tener más tiempo. Tranquilo, relajado. Hablamos del partido, de manera objetiva. Me explica que sí y que no. Pero está calmado, es amable. Mira a los ojos al hablar, no rehúsa nada. Le pregunto y me pregunta. Ha sido una derrota, pero todo está bajo control.

¿Qué vino después?

Héctor Hernández pasa toda la temporada entre los mejores goleadores de la Liga de Portugal. Está en todas las listas. Dobletes, goles de cabeza, participación en goles, porcentaje de goles de su equipo… Con 28 años hace la mejor temporada de su carrera.

¿Ahora qué? Llega el momento de decidir el siguiente paso. Después de una década de destinos condicionados por su juventud, rendimiento o lesiones, Héctor Hernández decide, es dueño de su destino. ¿Cómo hacer? ¿Qué velocidad tendrá lo próximo?

No es solamente la decisión de un deportista profesional. Se trata de un proceso que vamos a analizar según el lenguaje, según su discurso. Sería fácil precipitarse, sería fácil bloquearse por todo lo que está en juego. Sin embargo, qué difícil me sería mantener el rigor. No decidir en un día sería un reto para mí.

Llevaba unos días pensando en si regresa a España o sigue en Portugal. Quizás busque otro país. Me escribe y me pregunta algo sobre un amigo en común. Le contesto: «¿Y tú qué?

Hablamos un rato. Todos esperan su decisión, sabe que si le pregunto querré saber, pero como hace en el terreno de juego, encara la situación.

Marcar un gol y decidir el próximo equipo se parecen poco. Pero un gol es parte de un proceso que comenzó minutos antes. Decidir el gran contrato viene del verano de 2023.

«Tranquilo con la toma de la decisión».

La lógica de nuestra conversación me lleva a que procesa la información de manera objetiva. A partir del pensamiento, no desde el sentimiento. La evaluación es el proceso que domina el momento actual. ¿Por qué? ¿Para qué? El siguiente paso responde a estas dos preguntas. No responde a compensar ni a ajustar cuentas.

«Decido yo».

El estilo para resolver situaciones es el del evaluador. La opción viene de un juicio cierto, de la información relevante y de la planificación. ¿Cuántas personas deciden? No es una obviedad, familiares, parejas, consejeros… Tenemos mil historias de malas decisiones donde muchos tienen algo que decir. Soy yo mismo.

«Será fácil».

Comportamiento analítico. No va a ser una respuesta emocional, conflictiva, superficial. Se abrirá una puerta de manera segura, con la energía justa. Sin dramas. Le relaja tomarse el tiempo que necesita. Fácil quiere decir el esfuerzo que va a suponer no va a tener un desgaste que afecte al día después.

«El control es la clave».

Héctor Hernández no va a intentar responder todas las necesidades, a la vez, al mismo tiempo. Tampoco tiene la necesidad de que se oiga su ruido mental, ni de contentar a nadie, ni buscar aceptación. Su decisión responde al ahora. No se trata de resolver lo que no llegó después de debutar en primera, antes de los 20 años. El reto está justo delante, justo hoy. Es su responsabilidad ahora, pero en su debido tiempo.

Fuente: Blanco, I. (2018). Aprender haciendo: coaching escolar estratégico.

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